Los niños que ya cumplieron su primer año pueden disfrutar de una dieta variada y completa.
Ya pueden integrarse a la mesa familiar y comer comidas sabrosas que se adecuen a los gustos de toda la familia.
Energía ilimitada
Como a partir de esta etapa el bebé comienza a desplazarse, sus niveles de energía aumentan considerablemente, con lo cual cambian sus necesidades alimenticias también.
Aunque ya pueden comer de todo, los niños de esta edad necesitarán tentempiés entre comidas para cubrir el gran gasto de energía que tienen.
Los expertos en nutrición señalan que las recomendaciones del consumo de grasas y calorías en los adultos y niños de mas de cinco años no se aplican a los niños menores de esa edad.
Por el acelerado ritmo de crecimiento de los niños, las grasas son necesarias, porque son una fuente concentrada de energía que necesitan para el crecimiento de músculos, tejidos y huesos que tiene lugar en la primera infancia.
Por ese motivo, no le des leche semidesnatada, sino leche entera, con un 3% de materia grasa. Tu hijo aún necesita tomar dos vasos y dos tercios de leche entera por día, según indica la Asociación de Pediatras de Estados Unidos.
Los nueve principios básicos
1. No dejes que se salte las comidas: organiza una rutina de comidas y sé constante. Saltarse comidas a esta edad puede privar a tu hijo de una alimentación completa y equilibrada. La falta de alimento durante mucho tiempo puede provocarle una baja en su nivel de azúcar en sangre conocida como hipoglucemia, y esto puede ponerle nervioso o fácilmente irritable. Por supuesto que puede pasar que tu hijo no quiera comer, pero debes ofrecele siempre comidas sustanciosas de manera regular.
2. Los dulces siempre son problemáticos: en general suministran calorías vacias a los niños y al mismo tiempo llenan su estómago y generan una sensación de saciedad casi inmediatamente después de comerlos no dejando espacio para comer los verdaderos nutrientes que sus cuerpos necesitan. Además, los azúcares contribuyen a la formación de caries en los dientes y, según estudios recientes, pueden predisponer al desarrollo de diabetes al incrementar la necesidad de cromo del cuerpo. Algunos informes vinculan el consumo de azúcar con la hiperactividad en los niños.
3. Dar ejemplo: si el niño aprende que el tabaco, la cafeína y los excesos de azúcar son aceptables a una cierta edad, en el futuro será difícil mantenerles a raya respecto a ciertos hábitos dañinos. Por otro lado, asegúrate que todas las personas que viven en la casa y los que visitan regularmente al niño sepan cuáles son los principios alimenticios que estás siguiendo y no cambien la dieta de tu pequeño.
4. Prepárale comidas basadas en ingredientes frescos y naturales: cuanto menos cocinado y procesado esté un alimento, más posibilidades tiene de preservar sus nutrientes. Los niños procesan y retienen los químicos y conservantes de los alimentos durante más tiempo que los adultos y, al tener un cuerpo más pequeño, es importante que absorban la menor cantidad de químicos posible.
5. Cada bocado cuenta: éste es un principio que fue válido durante el embarazo y la lactancia también. Los niños tienen una limitada capacidad para comer, con lo cual es importante que cada bocado que introduzcan en su boca sea valioso desde el punto de vista nutritivo. No lo llenes de aperitivos o dulces vacíos de nutrientes, llenos de azúcar y calorías vacías. Mejor, ofrécele alimentos nutritivos como frutas, zumos o galletas o magdalenas de harina integral.
6. Ojo con el peso. Los problemas de sobrepeso en general comienzan en la infancia. Los niños un año necesitan un promedio de entre 900 y 1350 calorías diarias. No necesitas hacer el cálculo: basta con prestar atención a los porcentajes de crecimiento basados en la tabla que lleva el pediatra. Si un niño de 1 a 3 años tiene problemas de sobrepeso, el problema es la calidad de los alimentos. Ofrécele mucha comida con pocas calorías: frutas, verduras, harinas integrales. Si tu hijo está bajo de peso, dale alimentos ricos en calorías y nutrientes, sin necesidad de que coma grandes cantidades: plátanos, uvas, nueces, queso, aguacate…
[http://www.youtube.com/watch?v=AMcFOa7SMmY]
7. Todas las calorías no son iguales. No es lo mismo comer 100 calorías en galletas de chocolate que las 100 calorías que aporta un plátano o una manzana. Planifica las comidas y snacks de una manera cuidadosa para que la alimentación de tu hijo sea completa en calorías, pero nutritiva.
8. La hora de la comida es un momento para la familia. Tu bebé no comerá una zanahoria o una tostada integral untada en queso si su hermano mayor come pan blanco con crema de cacao o patatas fritas. La comida debe ser nutritiva y similar para todos los miembros de la familia por igual. Les harás un favor a todos y con el tiempo, te lo agradecerán.
9. Los hidratos de carbono. Los carbohidratos son el nutriente más habitual en las comidas favoritas de los niños, sobre todo si vienen en forma de harinas refinadas o azúcares. Muchos niños, sobre todo los que rechazan las carnes y pescados, viven comiendo pastas, patatas, panes y cereales. Pero los hidratos de carbono no son en sí malos o buenos. Existen los hidratos de carbono complejos que proveen además vitaminas, minerales, proteínas y fibras, así como calorías. Entre ellos están los cereales, el arroz integral, la pasta, frutas y verdura. Mientras que los carbohidratos simples sólo aportan calorías: azúcar, harinas refinadas (galletas, panes blancos).
A esta edad algunos niños consumen una cantidad enorme de comida, mientras que otros parece que la comida no les interesara y les basta con muy poco. No te preocupes si tu hijo no come mucho, lo importante es que lo que coma sea nutritivo y le alimente.
Artículo ofrecido por Verónica Wolman
Univision Online © 2004 Univision.com. All Rights Reserved.